Carta a un niño que nunca nació >> Mujeres >> Blogs EL PAÍS
Carta a un niño que nunca nació
Por: Jenn Díaz | 28 de agosto de 2013
"Muchas mujeres se preguntan: ¿por qué traer un hijo al mundo? ¿Para que tenga hambre, para que pase frío, para que sufra traiciones y ofensas, para que muera avasallado por la guerra o por una enfermedad? Y niegan la esperanza de que su hambre sea aplacada, de que su frío se desvanezca por el calor, de que no carezca de fidelidad y respecto, de que viva largos años para tratar de borrar las enfermedades y la guerra. Quizá esas mujeres tengan razón. Pero ¿hay que preferir la nada al sufrimiento?" Aunque está decidida a ser madre, no deja de hacerse preguntas, de tener dudas, de alegrarse y entristecerse por igual. Sobre todo cuando el diálogo ya no es sólo con su bebé, que apenas es nada, sino cuando da la noticia a una amiga, al padre, a los abuelos, al jefe. "Soy una mujer que ha elegido vivir sola. Tu padre no vive conmigo. Y no lo lamento, aunque, de vez en cuando, mi mirada busca la puerta por la cual salió con su paso firme, sin que yo lo detuviera, como si ya no tuviéramos nada que decirnos." Aunque en 2013 todavía falta mucho para que la mujer soltera goce de normalidad en su decisión de ser madre, en 1975 era todavía más difícil que la sociedad la comprendiera y apoyara. Así, el jefe ve peligrar la carrera prometedora. El padre no quiere hacerse responsable de un hijo que no ha elegido tener. La amiga cree que vive al margen de la realidad y no sabe cómo complica la vida un hijo. El médico la mira con recelo.
"Yo podría deshacerme de ti, y tú nunca lo sabrías. No tendrías la posibilidad de llegar a la conclusión de si te he hecho un daño o un regalo." El relato está abierto a todas las miradas, porque Oriana Fallaci no se limita a dar su opinión acerca de lo que está contando, sino que hace partícipes a los distintos modelos, a todas las perspectivas, desde la más conservadora a la más liberal. Finalmente, pierde al niño, se le muere dentro: el feto no crecía, su vientre estaba plano, hizo el viaje en coche por carreteras en mal estado, con baches; sangra. No queda claro si la madre es una irresponsable que no se hace cargo de su estado porque prefiere hacerse cargo de su vida, o si el embarazo habría acabado de todos modos igual, con la muerte. La tragedia se analiza desde diferentes puntos de vista: un médico que la criminaliza, una médico que la defiende, la amiga que se siente menospreciada por el hombre, el padre que tras la cobardía deseaba aquel hijo. La carta al niño que nunca nació está compuesta de pedazos, incluso el bebé tiene voz, y Oriana Fallaci queda expuesta como mujer, como mujer independiente, como mujer que pierde a un hijo, como mujer con aspiraciones. Una mujer en contradicción, es decir: real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario