Pedacitos de mujer
ARIADNA NAVARRO CAPRILES | EL UNIVERSAL
miércoles 14 de agosto de 2013 12:00 AM
Hace una década, la prensa norteamericana publicó varias piezas sobre mujeres ejecutivas que habían decidido dejar sus trabajos altamente remunerados para dedicarse a ser madres a tiempo completo. Lo tildaron de la nueva revolución femenina.
Un seguimiento reciente quiso preguntar lo obvio: ¿Valió la pena? ¿Qué hacen hoy en día? ¿Volvieron a trabajar? ¿Qué tal salieron los hijos? ¿Cuál escenario es mejor?
Una de las entrevistadas contó que ahora está divorciada, vive en una pequeña casa con sus tres hijos, y tiene un trabajo que paga 200% menos que el trabajo que dejó hace una década.
Las feministas, por supuesto, nunca han estado de acuerdo con que la mujer dependa financieramente de su marido, y supongo que ven el cuento del divorcio como la prueba contundente de que quedarse en casa es un peligro.
Yo creo que cada quien tiene que hacer lo que le funcione y pare de hablar.
Lo que en realidad me llama la atención, no es el caso por trabajar o el caso por ser mamá a tiempo completo, sino que en el sigo 21 en el mundo Occidental todavía estemos hablando de dos escenarios opuestos como si fueran dos países en guerra y no como una realidad compartida. Querer ser buena madre no debe venir como sacrificio a tener una carrera y desarrollo intelectual y profesional.
Me siento que estoy escribiendo esto en 1965. Horror.
El mundo no se ha adaptado a la nueva mujer. Hoy en día en Estados Unidos la fuerza laboral es 50% femenina por primera vez en la historia y son pocas las corporaciones que tienen sistemas fluidos y flexibles de trabajo que permitan ser buena madre y buena empleada al mismo tiempo. En Venezuela, esta discusión es un lujo. Estoy clara.
La pareja moderna es un equipo de recursos. Sí, sé que los y las machistas están respirando profundo. Un equipo de recursos equitativo para manejar el núcleo familiar y las finanzas familiares.
Somos un ser. No pedacitos de mujer que tienen que estar siempre probándose en cada rol, para que el mundo nos permita ser otro pedacito.
Esto no es una revolución. Simplemente es ser mujer. Hoy. Con todo y sin excusas.
@ariadnaclara
Ariadna@asylumco.com
Un seguimiento reciente quiso preguntar lo obvio: ¿Valió la pena? ¿Qué hacen hoy en día? ¿Volvieron a trabajar? ¿Qué tal salieron los hijos? ¿Cuál escenario es mejor?
Una de las entrevistadas contó que ahora está divorciada, vive en una pequeña casa con sus tres hijos, y tiene un trabajo que paga 200% menos que el trabajo que dejó hace una década.
Las feministas, por supuesto, nunca han estado de acuerdo con que la mujer dependa financieramente de su marido, y supongo que ven el cuento del divorcio como la prueba contundente de que quedarse en casa es un peligro.
Yo creo que cada quien tiene que hacer lo que le funcione y pare de hablar.
Lo que en realidad me llama la atención, no es el caso por trabajar o el caso por ser mamá a tiempo completo, sino que en el sigo 21 en el mundo Occidental todavía estemos hablando de dos escenarios opuestos como si fueran dos países en guerra y no como una realidad compartida. Querer ser buena madre no debe venir como sacrificio a tener una carrera y desarrollo intelectual y profesional.
Me siento que estoy escribiendo esto en 1965. Horror.
El mundo no se ha adaptado a la nueva mujer. Hoy en día en Estados Unidos la fuerza laboral es 50% femenina por primera vez en la historia y son pocas las corporaciones que tienen sistemas fluidos y flexibles de trabajo que permitan ser buena madre y buena empleada al mismo tiempo. En Venezuela, esta discusión es un lujo. Estoy clara.
La pareja moderna es un equipo de recursos. Sí, sé que los y las machistas están respirando profundo. Un equipo de recursos equitativo para manejar el núcleo familiar y las finanzas familiares.
Somos un ser. No pedacitos de mujer que tienen que estar siempre probándose en cada rol, para que el mundo nos permita ser otro pedacito.
Esto no es una revolución. Simplemente es ser mujer. Hoy. Con todo y sin excusas.
@ariadnaclara
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