(6) UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Inocentes... - Ignacio Javier González Angulo

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Inocentes que sufren nunca faltan. La violencia es un acontecimiento sin sentido que deshumaniza tanto al agresor como al agredido. Da lo mismo si son niños que "sin decir agua va", murieron asfixiados por armas químicas en Siria o migrantes centroamericanos desaparecidos por los grupos criminales al cruzar Veracruz o Tamaulipas. La buena nueva que Jesús proclamó tenía un solo propósito: animar a las personas de buena voluntad a vivir fraternalmente en obediencia a Dios. Desde esa premisa, no cabía la opresión de romanos o saduceos sobre la gente menuda; como tampoco cabe que unos abusivos del signo ideológico que sean, pisoteen la dignidad y los derechos de las mayorías. Un crucificado que entregó su vida por la multitud es suficiente. Jesús entregó voluntariamente su vida para que no se prolongara la dinámica de los verdugos que crucificaban a los "malditos" que el poder había satanizado y estigmatizado previamente.
Mt 26, 14-27, 66
El relato de la pasión en los Evangelios sinópticos sigue una secuencia prácticamente similar. Los testigos de los hechos ocurridos en la pascua del año en Jerusalén preservaron la memoria de los sucesos más significativos sufridos por aquel a quien confesaban como Mesías Jesús. Recordaron los ultrajes y maltratos sufridos por el Señor con la intención de extraer el mensaje de salvación ahí contenido. En la interpretación de esos sucesos, los primeros cristianos recurrieron a los textos proféticos que prefiguraban la existencia de un Siervo de Dios que entregaría su existencia de manera martirial para preservar la vida y la libertad de Israel. El que se había abajado en obediencia al Padre, había sido elevado a su diestra, recibiendo el honor que perdura.
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