Mujer cubana: Bastión inexpugnable de las FAR
Mujer cubana: Bastión inexpugnable de las FAR
YOSEL E. MARTÍNEZ CASTELLANOS
Disciplina, orden y respeto son cualidades que caracterizan a la mujer cubana dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Ellas, dignas herederas de la estirpe de Mariana Grajales, cumplen con total responsabilidad las tareas asignadas para salvaguardar la defensa del país. Lo mismo las podemos ver ocupando cargos de responsabilidad en las unidades militares, como cumpliendo tareas de aseguramiento.
NUESTRAS MILITARES ESTÁN PERFECTAMENTE CAPACITADAS PARA MANEJAR CUALQUIER TIPO DE ARMAMENTO Y MEDIOS ELECTRÓNICOS.La vida militar es muy sacrificada, para una mujer lo es doblemente por llevar en paralelo su profesión y las tareas del hogar. Sin embargo, en más de 50 años, nuestras militares ponen en alto los principios y valores de las FAR. Su presencia en las filas del pueblo uniformado le agregan un sello de serenidad, inteligencia y valores plasmados en cada una de las áreas donde se desempeñan.
En recorrido por algunas de las principales unidades del Ejército Occidental, pudimos apreciar mujeres manipulando con total destreza medios de combate, impartiendo sus conocimientos a jóvenes soldados o cumpliendo tareas de servicios. Afirman estar listas ante cualquier orden. Jefas de pelotones, técnicas radioelectrónicas, ingenieras y soldados, son apenas algunas de las disímiles tareas en las que se desenvuelven.
Contrario a lo que se puede pensar muchas son jóvenes que no rebasan los 30 años. Un buen número de ellas se acogen a la Orden 18, la que les brinda la posibilidad de acceder a carreras universitarias, tanto civiles como militares. Algunas confesaron su pasión por esta difícil disciplina. El reto de trabajar con hombres no significa que sean subvaloradas por ellos, los cuales reconocen el extraordinario papel de ellas en cada misión encomendada.
COMO PLANCHETISTAS LAS MILITARES DEMUESTRAN SU CAPACIDAD PARA CUMPLIR LAS ÓRDENES.El primer obstáculo que encuentran al incorporarse a la vida militar es ganarse el respeto de sus colegas y demostrar que están capacitadas para ejecutar las órdenes. Para la primer teniente Doris Laura García Tamayo, ingeniera en Telecomunicaciones, la clave no radica en imponerse. "Primero nos damos a respetar, mostramos disciplina, así ellos comprenden el papel que desempeñamos. Para que te respeten tienes que llegar al hombre, conversar con él, que entiendan y confíen en lo que hay que hacer en cada momento".
Esta oficial de 25 años sostiene que lo que ha aprendido en las unidades se complementa con los conocimientos adquiridos en los centros docentes de las FAR. "Con los soldados aprendemos más que en las academias. Se trabaja con la técnica en vivo cuando realizamos maniobras en el terreno. Eso nos permite demostrar nuestras cualidades y ganarnos el reconocimiento de ellos".
Cuando se habla de la familia se piensa, erróneamente, que la mujer militar no podrá cumplir a plenitud las dos responsabilidades. Sin embargo, para la capitana Lianet Rodríguez Santos, el apoyo de la familia es vital. "Si escogimos la carrera es porque sabemos que siempre hay que dar el paso al frente. La familia nos apoya y exhorta a realizar eficientemente el trabajo, porque tenemos que demostrar las capacidades para asumir el reto de la vida militar".
Incluso, pese a su juventud muchas oficiales desempeñan cargos de mando como es el caso de la teniente Laura E. Alonso Boudet, quién al terminar sus estudios en la escuela militar Camilo Cienfuegos escogió una carrera vinculada con la técnica coheteril. "Manejar los cohetes es una especialidad única, porque puedes indicar cuál es el recorrido del mismo. Desde una cabina con mis conocimientos puedo impedir que blancos enemigos ataquen el país. Esa es una satisfacción muy grande que tengo", afirma.
Acerca de la experiencia de dirigir hombres, la mayor Mirna García Contreras rememora la experiencia de años atrás cuando estuvo en la cadena de mando de una unidad. "Disfruté tener hombres bajo mi responsabilidad. Fue muy bonito demostrarles a los compañeros que se resisten a no creer cómo podemos cumplir las órdenes, la preparación militar que poseemos. A todos los respeto y los quiero como si fueran mi familia, es que somos una familia".
Una de las características que más se aprecian en las mujeres que integran las FAR es la seguridad y firmeza en el cumplimiento de órdenes rápidas.
"La preparación recibida es muy intensa. El flujo de información que manejamos varía constantemente y por eso tenemos que estar al tanto de nuestro trabajo. Las distracciones no pueden existir", subraya la soldado Janaglis Edén Manso, planchetista ubicada en un puesto de mando ante un simulacro de ataque enemigo.
"Escogí esta especialidad porque me gustan los aviones, seguir sus rutas, y cuando ingresé en las Fuerzas Armadas acepté desempeñarme como planchetista tras la propuesta".
Edén Manso calificó para estudiar técnico en Aviación y sueña con ser piloto algún día. Nos dice que se incorporó porque es uno de los trabajos más completos que existen, y no oculta su admiración por aquellos que se sacrifican por defender la Patria.
"Ante los problemas de los soldados nos sensibilizamos, tratamos de brindarles toda la ayuda posible, no todo es orden y mando. Una mujer en la unidad tiene que estar preparada, prestarle mucho interés a la vida de los soldados y oficiales. Ser firme en la toma de decisiones, tenemos jóvenes a los que le inculcamos la importancia de defender la Patria. Es una satisfacción personal conocer que hemos puesto un granito de arena en defensa de la Patria con el trabajo político-ideológico" indica la capitana Rodríguez Santos.
En las unidades no solo hay militares. Los trabajadores civiles cumplen un rol esencial en las tareas de las fuerzas armadas. Así encontramos en la gran unidad de tanques de la gloria combativa Rescate de Sanguily, orden Antonio Maceo, a Ana M. Fuentes Rodríguez, trabajadora civil en las FAR por espacio de 24 años.
Esta mujer que se desempeña como gastronómica, relata la importancia de su trabajo, pues ella junto al resto del personal de servicios, se encargan de la alimentación en la unidad. Fuentes Rodríguez habla sobre la ética de los militares, a los que día a día atiende en el comedor de la gran unidad de tanques.
"El respeto y profesionalidad siempre se impone en las personas con que nos relacionamos. Aunque somos civiles se nos considera parte de la unidad, son muchos años juntos. Acá les brindamos el mejor servicio porque es responsabilidad nuestra garantizar una atención esmerada a aquellos que defienden la Patria", subraya.
"Ser una militar cubana es un mérito más, porque sabes que en ti se confía plenamente. Estamos en la primera línea de combate porque lo pedimos; si entramos en las FAR es para eso, para defender la Patria. Igual se nos piden criterios ante situaciones difíciles porque tenemos la ecuanimidad y sapiencia necesaria para brindar una opinión firme, objetiva y certera", concluyó la primer teniente Doris L. García Tamayo.
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