México, experto en hacerse pendejo | Mexican Times

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México, experto en hacerse pendejo

Por Luis Cárdenas


Somos un país experto en hacerse pendejo. Creo que pasa en todos los niveles, en casi todas las posturas políticas y ciudadanas. Miramos para otro lado, difícilmente buscamos soluciones más allá de señalar culpables, nos fascinan los discursos fáciles sin importar lo ridículos que sean, no sé si se deba a una evasión natural de la sociedad o a una cuestión de nuestra idiosincrasia, pero nos encanta movernos por las ramas.

Para la mayoría de mexicanos, culpar al gobierno de todos nuestros males es lo más sencillo, no aceptamos que también somos corruptos, que también a nosotros nos gusta evadir la ley con una mordida o aceitar favores con palancas, las que sean. De alguna manera, creo que nos gusta el caos.

Para el gobierno, la pendejez, hacerse guaje, mirar para otro lado, evadir los problemas en una carrera olímpica por la tangente es prácticamente un requisito, de ahí, quizá, deriva parte del fracaso del Estado en la aplicación del derecho, en que desde la élite se alienta a violar las reglas, se impone la idea de que los conflictos de interés existen solamente en el imaginario, de que vale más un compadre contento que un contrato bien licitado.

Con todo, con la corrupción a cuestas, con la inseguridad reinante, con las bandas criminales en acecho de pequeños y medianos pueblos, con los recursos naturales tirados por la borda, con las propuestas fáciles cargadas de decálogos que no solucionan un carajo, con la división social, con la marginación de la mitad de mexicanos que viven en condiciones de pobreza, con todo y a pesar de todo, nos perfilamos a ser la décima economía del mundo.

Tenemos 10 tratados de libre comercio con 45 países, logramos 800 mil millones de dólares al año y nos colocamos en el nivel 11 del planeta arañando el décimo puesto.

Ojalá le pregunten a los chiapanecos de la selva o a los tarahumaras de la sierra ¿qué se siente ser parte de la onceava economía?,

¿Y si no nos hiciéramos tan pendejos, que lugar ocuparíamos?